Me despido de todos mis nuevos amigos y me marcho para casa. Estaba ya lejos de la playa cuando noté que me faltaba algo: "¡la bolsa!" Me había dejado la bolsa que había llevado aquella noche. Bajé a buscarla rápidamente, era posible que ya no hubiera nadie en la playa, tal vez se habían ido una vez terminados los cohetes, o seguían allí... esperaba que se hubieran ido, porque siempre me gusta contemplar la cala de noche.
Cuando llegué y bajé entre las rocas, mi corazón dio un vuelco; un coche de policía. Estaba aparcado en la playa, y un par de oficiales hablaban con mis amigos. Sostenían algo en la mano; parecían los cohetes que habían sobrado. Fui hacia ellos, de todas formas los polis ya me habían visto, así que no tenía nada que perder.
-¿Tienes algo que ver con esto, jovencita?-me preguntó uno de los policías en cuanto me acerqué lo suficiente. Laura me miraba asustada, y yo iba a asentir y a suplicar piedad cuando salió Javier de entre sus amigos:
-Ella no estaba enterada de esto, es la primera vez que viene por aquí y no sabía que fuera algo prohibido. No se lo diga a sus padres, sólo está de vacaciones.
-Hum... ¿cómo te llamas?-me preguntó el tipo que me había llamado "jovencita", algo que me parece anticuado y patético.
-Paula Martín... señor-contuve un impulso de devolverle el "jovencito" a él, porque no parecía demasiado mayor. Como máximo tendría veinte años.
-La nieta de María José Martín-murmuró-creo que no deberíamos dar a tu abuela un disgusto con esto, ¿eh? Pero que no se repita.
-Por supuesto-contesté, y añadí en un momento heroico-vamos, Laura.
-¿Laura?-dijo el policía.
-Sí, es que... se queda hoy a dormir a mi casa. En realidad, yo la he arrastrado hasta aquí diciéndole que no haríamos nada malo, así que ella no tiene la culpa.
-Entonces, podéis iros-respondió el poli mayor a regañadientes.
La cogí de la mano y la arrastré conmigo.
-¿Por qué has hecho eso?-me preguntó, sorprendida.
-Porque se te notaba que tú no querías tirar ningún cohete, así que yo tengo tan poca culpa de esto como tú. Agradécemelo y punto.
-Vale... gracias. Oye, ¿conocías a Javier antes de este verano?
-No, ¿por qué?
-Pues porque...-dijo Laura, sorprendida y algo celosa-él nunca ha defendido a nadie, a no ser que fuera un gran amigo suyo, y a veces ni siquiera a ellos. Es extraño que te haya ayudado a ti y no a mí, ¿no crees?
-¿No estarás celosa?-pregunté, comprendiendo-eh, tú tranquila. A mí Javier no me interesa para nada, en serio. Ni siquiera como amigo, imagínate.
-Ah, vale. Pensaba que con todo este rollo de la pandilla...
-No, hombre, no. No soy de las que van ligando con los novios de sus amigas, y además, acabáis de resolver el enfado en la playa, ¿no?
-No del todo, sólo hemos hablado un poco, pero ahora ya no hay tanta tensión. Tienes razón, Javier no me va a dejar, seguro.
Ambas llegamos a mi casa, y sin contarles nada del incidente a mis padres, sólo que Laura se quedaba a dormir aquella noche, nos fuimos a la cama.
me lo ley antes!! pero se me olvido comntar... esq se me va la cabeza!! jajaj
ResponderEliminarq olvidadiza jajja
y que mono Javier...!!
un beso :) (ya te e dixo q me encanta??)