Sin embargo, al tercer día de esa agradable rutina familiar, me llamó Laura, para reprocharme mi ausencia, según ella eterna.
-Tenemos que quedar cuanto antes-dijo.
-Vale... ¿qué tal esta noche?-pregunté.
-Muy bien, vamos a Mario's a cenar, ¿vale?
-Antes de decir que sí, una pregunta... ¿piensas traerte a tu novio?
-No... salida de chicas-aclaró intentando un tono bromista. Pero intuí que algo pasaba entre ellos dos, algo no muy bueno.
-Bueno, pues te pasas por mi casa a las nueve.
-Vale, hasta las nueve.
-Hasta ahora...
Nos despedimos y fui a decírselo a mis padres-y ya de paso, a sacarles algo de dinero, porque yo no es que ahorre mucho, la verdad-.
Hacia las nueve, Laura pasó a buscarme.
-¡Hola!-dijo.
-Hola. ¿Qué tal todo?-se me estaba pegando la muletilla de Javier.
-Bien... bueno, más o menos.
-¿Por qué?
-Pues... es Javier. Sigue tan raro como antes. Unos besos y luego ni siquiera me llama.
-No creo que tengas que preocuparte porque no te llame. Es un chico, tiene su vida, y no te ofendas, pero tiene más amigos y más compromisos aparte de ti...
-Lo sé, lo sé-resopló Laura-pero no sé si yo quiero seguir con él. Es demasiado... raro para mí. Siendo amigos eso no importaba, pero ahora me gustaría que me contase más cosas, y no lo hace nunca. Creo que voy a romper con él.
-¿No deberías hablar primero de lo que te pasa?-pregunté, sorprendida.
-Sí, es verdad, pero me da algo de corte decírselo así. En fin, voy a llamarle y a ver qué tal.
Casi me caigo al suelo del susto. Cuando le dije que hablase con él, me refería en persona y a solas, no por teléfono y menos conmigo delante-si supiera lo que había pasado en la playa, seguramente se lo pensaría-. Pero no podía contárselo, y además ya estaba llamando.
-Hola, ¿Javier? Soy Laura. Tenía que hablar contigo sobre una cosa... sí, claro. ¿En serio? Qué chulo. Pero quería decirte que...-Laura intentaba establecer conversación con el chico, pero estaba claro, según lo que oía, que él prefería hablar de otras cosas.
-Me voy al baño-murmuré, ya que habíamos llegado a Mario's. No tenía nada que hacer en el baño, pero prefería no escuchar la conversación de mi amiga con Javier. Cuando volví, al cabo de unos minutos, Laura ya había terminado de hablar, como esperaba. Le pregunté qué tal.
-Me ha dicho que no me puede contar tantas cosas como le gustaría, que son cosa de su familia, no de él. Aunque nunca me había ni nombrado a su familia, así que eso ya es algo-vi que casi resplandecía de contento. Desde luego, aunque mi amiga era muy simpática, se conformaba con poco. Si Javier me hubiera dicho eso a mí, le habría tirado de la lengua todo lo posible... aunque no después del "incidente".
-Oh, por cierto-me dijo, algo incómoda-va a venir a cenar.
Me encanta :)
ResponderEliminarTe sigo! Espero que te pases por mis historias!
pues claro!! ya estoy siguiendolas!!!
ResponderEliminar